Los investigadores analizaron qué ocurriría si se sustituyeran los alimentos de origen animal por alimentos integrales de origen vegetal. Anne Charlotte lo explica:
"Los alimentos integrales (fruta, verdura, etc.) son ligeramente mejores en términos de impacto ambiental, pero el verdadero recorte en la huella ecológica de tu dieta se hace reduciendo el consumo de alimentos de origen animal".
En el estudio, el equipo de investigación, que incluye a las investigadoras del Centro Rachel Mazac, Amanda Wood y Line Gordon, también descubrió que una dieta consistente en una variedad de alimentos veganos alternativos de origen vegetal cumplía las recomendaciones nutricionales, al menos en la muestra sueca.
Los investigadores diseñaron seis escenarios de dietas diferentes y compararon su ingesta de nutrientes, impacto ambiental y precios de venta al público con la dieta media actual de una persona que vive en Suecia. Estos escenarios consistían en dietas veganas, vegetarianas y flexitarianas, cada una de ellas basada en productos integrales o alternativas vegetales, todas ellas basadas en productos que se venden actualmente en los supermercados suecos.
Su análisis confirma que cambiar a una dieta basada en plantas reduce las emisiones de gases de efecto invernadero en más de un 50%, independientemente de si la dieta es integral o no.
Las dietas basadas en plantas también requieren mucha menos tierra agrícola que la dieta media actual.
Se observó una reducción del consumo de agua en la mayoría de los escenarios, excepto en dos dietas que incluían muchos alimentos no procesados, ya que contenían muchas frutas y verduras que necesitan mucha agua para crecer. Estas dos dietas requerían cantidades similares de agua en comparación con la dieta media actual.
El estudio también demuestra que las dietas basadas en plantas cumplen la mayoría de las Recomendaciones Dietéticas Nórdicas. Los investigadores descubrieron que todas las dietas alternativas mejoraban la ingesta dietética de hierro, fibra, folato, magnesio, grasas poliinsaturadas y grasas saturadas. La ingesta de proteínas y zinc era menor en todas las dietas alternativas, pero seguía siendo superior a la recomendada. Una dieta vegana con alternativas vegetales también superó a las dietas existentes en cuanto a ingesta de vitamina D y calcio, pero contiene demasiada sal.
"En Suecia es obligatorio enriquecer ciertos alimentos con micronutrientes como la vitamina D y el calcio. Por eso, las alternativas vegetales suecas procesadas suelen tener un contenido en nutrientes similar al de los alimentos de origen animal a los que pretenden sustituir. La bebida de avena, por ejemplo, tiene un nivel de calcio similar al de la leche", explica Anne Charlotte.
Además de los altos niveles de sal en los alimentos alternativos procesados de origen vegetal, la biodisponibilidad de los nutrientes sigue siendo motivo de preocupación. Incluso si los nutrientes están fácilmente disponibles, la absorción de los nutrientes de las plantas puede ser más difícil que la de los alimentos de origen animal.
"Actualmente se está trabajando mucho para desarrollar la próxima generación de alternativas vegetales, y hay motivos para esperar que sean más sanas y sostenibles que las actuales", afirma Anne Charlotte.
Según los resultados de la investigación, para los consumidores suecos el cambio a una dieta más basada en plantas sería competitivo en costes con la dieta media actual, e incluso más barato si los consumidores optan por alimentos integrales.
Los autores destacan los numerosos beneficios medioambientales y de salud pública que conlleva el cambio a una dieta más vegetal.
"No debemos enzarzarnos demasiado en el debate sobre si las alternativas vegetales o los alimentos integrales son mejores para el medio ambiente. Lo importante es que tenemos que reducir la cantidad de alimentos de origen animal que comemos hoy en Suecia.
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